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¿Covers o no covers?

¿Covers o no covers?

Emiliano Casillas on 22nd Apr 2021

Desde hace mucho tiempo hay una discusión acerca de la validez o superioridad de la música original contra la reinterpretación de piezas musicales, o los covers, para no sonar tan mamones.

Una de las posturas a favor de los covers es que al público le resulta natural querer tener una cercanía con la interpretación en vivo de sus temas preferidos, los cuales probablemente jamás podrán escuchar del artista original, ya sea porque falleció o porque se separó su banda, entre otras cosas. Se puede dar el caso en el que tal artista pueda ser disfrutado en vivo pero su performance no sea el que se espera por distintos factores como la edad avanzada, el hecho de que ya no pueda entonar, tocar o dar un show como cuando tenía 20 años y era un rockstar hecho y derecho.

En cambio, la postura de las bandas de música original se sustenta en la idea de que promover temas propios es algo nutritivo para la escena de la música independiente y para la industria en general. Además, artísticamente puede ser de mayor interés realizar procesos de composición y arreglo de tus propios temas que solo repetir lo que otros han hecho.

Objetivamente las bandas de covers tienen mayor acceso a espacios para realizar su trabajo porque es más difícil promover música con la que el público no está familiarizado que escuchar Sweet child of mine por vez número 4000. Lo anterior a algunos músicos les parece que mata la posibilidad de promover su show hacia un público nuevo.

La realidad es que hay muchas opiniones encontradas y creo que es un debate interminable porque no hay una postura que pueda dar una respuesta contundente sobre qué se debería hacer. Afortunadamente en tiempos recientes se ha abierto el diálogo con respecto a esto, hay múltiples escuelas en las que puedes estudiar negocios de la música y comprender cuál es el panorama actual de la industria y a dónde podría ir. Siempre habrá bandas que escriban música original, el detalle es que entiendan cómo promover su trabajo de forma no convencional sin pelearse con aquellos que prefieren reproducir música a través de covers. Al mismo tiempo en medios alternativos como podcasts, diversos programas de radio o redes sociales se pueden escuchar distintas opiniones sobre estos y muchos más temas. Aunque todavía seguimos en pañales, si nos comparamos con el nivel industrial que existe en los Estados Unidos, llevamos paso firme hacia una mejor estructura musical y es genial que el diálogo que se generaba en los cotorreos intrascendentes, entre amigos con unas cervezas encima, haya evolucionado hacia un debate real.

Hay ejemplos de intervenciones en la industria de América Latina y el mundo que benefician de alguna manera a los proyectos independientes, por ejemplo, en Argentina hay una serie de exigencias hacia las bandas que van a tocar a ese país en las que es preciso que la banda telonera sea nacional. De esa manera se promueven los proyectos musicales para que estén a la altura de las circunstancias y puedan llevar su espectáculo frente a públicos más grandes. En Australia pasa lo mismo, sin embargo, en México lo anterior parece estar lejos de suceder.


A final de cuentas tanto las bandas de covers como las bandas de música original están en el mismo barco, somos parte de una rama de la industria del entretenimiento y mi opinión es que es absurdo tener conflictos entre nosotros. Todos en algún momento aprendimos a tocar nuestro instrumento a través de los covers, es como cuando aprendes un idioma nuevo y tienes que memorizar frases prefabricadas para después desarrollar un lenguaje más suelto. Bueno, podríamos decir que pasa lo mismo con la música.


Si nos preocupamos por hacer crecer nuestra ejecución musical, así como nuestros recursos técnicos y teóricos para escucharnos mejor en vivo, componer mejores canciones y tomar con seriedad nuestro trabajo, el panorama, naturalmente cambiará para mejor. A su vez, si las bandas de covers hacen un esfuerzo por sonar realmente parecidas a la canción original, revisando compás por compás lo que sea que el artista original realizó en primera instancia, comenzaremos a ver un crecimiento en nuestros públicos y opciones de trabajo, respectivamente.
La audiencia genuinamente agradece cuando el producto es bueno y se hace con un estándar alto de calidad.
En conclusión ¿Qué es mejor? ¿Componer tus propios temas? ¿Aprenderte todo el repertorio de un grupo versátil?
Pienso que para responder estas preguntas primero te tienes que preguntar ¿Qué clase de música quiero hacer?


El trabajo de aprender temas es sumamente importante. Los grandes artistas de jazz pasan horas interminables transcribiendo composiciones de sus principales referentes y, al mismo tiempo, las grandes orquestas del mundo siguen interpretando piezas que tienen siglos de antigüedad, esto, traducido al ámbito académico y clásico, también son covers.


Así que no hay ninguna opción que sea mejor o peor, la respuesta la puede encontrar personalmente cada uno.

¿Qué es lo que más disfrutas a la hora de crear e interpretar música?
¿Y por qué?
Abramos el diálogo y no duden en escribirnos para saber sus opiniones.